En cualquier técnica terapéutica hay que tener siempre presente, como se ha dicha repetidas veces, que existen enfermos y no enfermedades, y por lo tanto hay que dar la mayor importancia al examen y al tratamiento integral, físico y mental, de cada persona enferma. La actitud mental del paciente frente a la enfermedad es sumamente importante, hasta el punto de que puede afirmarse que puede haber enfermos incurables pero que no hay enfermedades incurables. Dada la interrelación que existe entre cuerpo y mente, es indispensable actuar a los dos niveles: físico y mental. Cualquiera que sea el diagnostico, lo que hay que buscar es la recuperación de la Salud física y mental a través de la normalización en el funcionamiento equilibrado de todo el organismo humano. Para ello se deben seguir los siguientes pasos:
1. Investigación y eliminación de los hábitos dañinos, que pueden haber producido el problema, como son:
A nivel físico: tabaco, alcohol y bebidas de cola, estimulantes, café, abuso de medicamentos, pan y azúcar blanco, sedentarismo, mala postura corporal, etc...
A nivel mental: tensión nerviosa y mental, ambición excesiva, las prisas, sentimientos negativos, etc...
2. Desintoxicación:
A nivel físico: mediante ayuno, trofoterapia, cura de frutas, lavado de sangre, geoterapia, fitoterapia, baño vital, lavado colónico, enemas, ejercicio físico, caldo oxidante, etc...
A nivel mental: lecturas adecuadas, meditación, autosugestión, terapia grupal, etc...
3. Revitalización:
A nivel físico: Quiromasaje, deporte, baños de sol y aire, fitoterapia, régimen de fruta fresca y seca, ensaladas, régimen crudívoro, suplementos vitamínicos y oligoelementos, acupuntura, etc...
A nivel mental: yoga, motivación de la creatividad personal, la musicoterápia, práctica de las artes y aficiones personales, trabajo social, etc...
4. Tratamientos específicos: (Para los diversos síntomas que se presenten) Masaje y recuperación funcional, geoterapia, drenaje linfático, digitopuntura, plantas medicinales, baños de sol, reflexoterapia, reeducación postural, quiropráxia, etc...
Aun cuando conviene proceder por este orden, según los casos, estas cuatro etapas se sobreponen las unas a las otras, pero es conveniente diferenciarlas para poder aplicarlas con claridad de ideas. Si se aplican bien estas cuatro etapas, no hay ninguna duda que se obtienen lo que muchos creen que son MILAGROS. Sabemos que no lo son: simplemente es dejar que actúe sin trabas la energía curativa de la Naturaleza.
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